Muy lejos quedó el tiempo en que los dioses griegos y romanos, con sus intrincadas historias, eran tomados como verdad. Lo que antes fue religión, hoy es mitología. Sin embargo, esas antiguas deidades siguen vivas, escondidas en palabras que usamos todos los días sin darnos cuenta.
Vulcano y las llantas
Cuando llevamos un neumático a reparar en una vulcanizadora, invocamos,
sin saberlo, a Vulcano, el dios del fuego. Él era el herrero del Olimpo, y de
su nombre nacieron tanto las vulcanizadoras como los volcanes.
Venus y el amor peligroso
Venus, la diosa romana del amor, dejó su rastro en palabras inesperadas. Veneno,
por ejemplo, originalmente era una pócima amorosa. Las enfermedades venéreas
tienen su origen en los excesos del amor físico. Incluso el verbo venerar
y el nombre del día viernes llevan su impronta.
La manzana de la discordia
La expresión “la manzana de la discordia” proviene de una historia que
parece telenovela mitológica: Eris, diosa del caos, arrojó una manzana dorada
en una boda a la que no fue invitada. La disputa entre Afrodita, Atenea y Hera
por esa manzana terminó desencadenando la Guerra de Troya.
Panteón: del Olimpo al cementerio
En México, un panteón es el lugar donde descansan los muertos. Pero en
griego, panteón significa “todos los dioses” y se refería a los templos
dedicados a ellos. Con ironía, los mexicanos bautizaron así los humildes
cementerios.
Mercurio y los mercados
Mercado, mercancía, comercio, mercería... todas
estas palabras derivan de Mercurio, el veloz dios mensajero, que también
protegía a los comerciantes.
Marte y el martes
Marte, dios de la guerra, nos dejó palabras como marcial (relativo a lo
militar) y el nombre del martes. Por eso se dice: “en martes, ni te
cases ni te embarques”.
Las musas y la inspiración
Cuando vamos a un museo, escuchamos música o admiramos un mosaico,
recordamos a las Musas: nueve hermanas divinas que inspiraban las artes, la
poesía y la ciencia.
Afrodita y lo afrodisíaco
Afrodita, diosa del amor y la belleza, nacida —según la leyenda— de la espuma
del mar, fue esposa infiel de Vulcano y amante de varios dioses y mortales. Su
nombre vive en palabras como afrodisíaco, que aluden al deseo sensual.
Ambrosía, el manjar divino
La ambrosía era el alimento celestial que otorgaba juventud y belleza
eternas. Hoy, llamamos así a cualquier comida exquisita, “nueve veces más dulce
que la miel”.
Amazonas, mujeres guerreras
Las amazonas eran mujeres guerreras que vivían sin hombres. Se dice que
se extirpaban un pecho para manejar mejor el arco. De ellas proviene el nombre
del gran río sudamericano y el término que usamos para describir a mujeres
fuertes o jinetes femeninas.
¿Te sorprendieron estas conexiones?
En la segunda parte exploraremos a otras figuras como Atlas, el Ave Fénix,
Baco, Electra, Hércules, Filípides, Morfeo… y veremos cómo estos nombres siguen
dando forma a nuestras palabras y expresiones cotidianas.
No te pierdas la segunda entrega de “Los dioses que viven
en las palabras”
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